Hay momentos en la vida en que las cosas se nos presentan demasiado complicadas y sin perspectivas claras de salida.
A veces sentimos que ciertas ideas o afectos nos amenazan y nos paralizan y los recursos habituales con que contamos no nos alcanzan para poder vivir satisfactoriamente.
Estas dificultades y conflictos se pueden expresar de muy diferentes maneras y en los distintos ámbitos de la vida cotidiana: personal, familiar, de pareja, laboral, de estudio.
A veces el malestar se manifiesta con miedos incomprensibles, tristeza, falta de deseo, apatía, inhibiciones, aburrimiento, insatisfacción, angustia, ansiedad, obsesiones.
Otras veces hay circunstancias inesperadas que sacuden la estabilidad emocional, tales como la aparición de una enfermedad, la pérdida de un ser querido, una separación.
Estos problemas podrían agravarse si no se cuenta con un lugar donde hablar sobre lo que preocupa y ser escuchado de una manera diferente a la habitual, buscando un sentido nuevo a lo que se supone causa el malestar.
Así, hablando, se podrá reescribir la propia historia y hacer que algo cambie en el modo de enfrentar la vida, haciendo que se puedan inventar nuevos recursos personales que conduzcan a un mayor bienestar.